La historia continúa lenta y de manera serpenteante para Violet, la heroína de Flirting in Italian.
Decidida a olvidar a Luca, el chico italiano que podría ser su medio hermano, Violet resuelve descubrir si ella es adoptada. Mientras espera por semanas esa respuesta, hay un exceso de problemas para mantenerla ocupada. Entre sus compañeras de estudios del curso de verano en Italia, Kelly lucha por no ser percibida como forastera, Kendra comienza un romance con su profesor de arte, y Paige coquetea y va de tiendas. Pero cuando Kelly le dice a Catia, su guía, sobre el romance de Kendra con Luigi, daña las relaciones entre las cuatro chicas.
Este desarrollo no es nada más que un relleno. El verdadero corazón de la novela es el romance prohibido de Violet con el remoto y unidimensional Luca. Violet busca consuelo en su arte y espera a su madre para que le diga la verdad. Pero cuando los padres de Violet le dicen lo que ella ha sospechado durante mucho tiempo, resulta que no es el final de los secretos, como pronto descubren Violet y los lectores.
El personaje de Violet está bastante bien dibujado, y las otras chicas son relativamente interesantes, aunque el triste personaje de Kelly crispa rápidamente en el lector.
Por desgracia, la trama se mueve tan lentamente como una tarde de verano italiano, dejando a uno preguntarse por la falta de urgencia en una novela anunciada como de suspenso.
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