
En la memoria de Etsuko aparece de forma obsesiva, recurrente la imagen de otra mujer, Sachiko, una amiga y vecina que vivía sola con su hija Mariko. Dos personajes enigmáticos, a cuál más inquietante. La pequeña Mariko parece haber vivido una cruel y dolorosa experiencia, que reduce a la nada, tanto para ella como para su madre, la esperanza de una vida tranquila, lejos de las ataduras de la rígida tradición japonesa.
La relación ambigua de Etsuko con Sachiko y Mariko está en el centro del enigma del libro. ¿El examen del pasado conseguirá exorcizar los demonios del presente?
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