El día en que su madre falleció, a Beulah solo se le dio un nombre. Eso fue todo.
Ninguna otra explicación.
Portia Van Allan no era alguien a quien Beulah podía creer que su madre haya conocido. Rica, egoísta y ademas del hecho que Portia estaba prestando especial atención a la hermana de Beulah, Portia era cruel.
El día en que el hijo de Portia vuelve a casa para el verano, Beulah descubre que Portia no está a cargo.
Ésta no es su casa. Su difunto marido la dejó sin nada. Todo pertenece a su hijo quien no parece gustarle su madre.
Jasper Van Allan no sabe por qué su madre ha contratado a una hermosa rubia para cuidar de la casa y casi la deja ir antes de que descubra la verdad.
Al darse cuenta de que hay más de Beulah que una cara bonita, él sigue encontrando razones para estar cerca de ella todo el tiempo. Todo está cayendo en su lugar, todo empieza a tener sentido... hasta que las mentiras reales, los oscuros secretos, y los esqueletos salen del armario de los Van Allan. Verdades torcidas que enviarán a Beulah corriendo...
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