Dicen que cuando tomas venganza contra otro pierdes parte de tu inocencia.
Pero no soy inocente.
No lo he sido por mucho tiempo.
Mi inocencia me fue robada. Tomada fue la vida que se suponía que tuviera. Con el alma con la que nací. El corazón de rubí incrustado en una vida llena de sueños y esperanzas.
Se fue.
Se esfumó.
Nunca tuve siquiera una opción.
Lloré por esa vida. Lloré por los qué-si.
Hasta ahora.
Estoy lista para recuperar lo que siempre estuvo destinado a ser mío.
Pero cada plan tiene un defecto fatal. A veces es el corazón.
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