
Y luego…
Las cosas cambiaron. Porque estaba mal. Porque algunas veces, nuestros hijos deben pagar por los pecados de sus padres. O de sus madres. Me temo que estoy perdida, que estoy condenada. Después que leas esto, probablemente estarás de acuerdo. Realmente no importa.
Todo lo que importa es que lo salvé. Porque no debería pagar por mi pecado. Júzgame si quieres. Pero sigue leyendo. Éste es nuestro comienzo.
Aquí es donde realmente comienza la oscuridad.
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