A veces hago cosas que desprecio.
A veces los hombres toman sin preguntar.
Pero tengo un don musical, un año más en la preparatoria y un plan.
Con un obstáculo.
Emeric Marceaux no solo toma.
Se apodera de mi fuerza de voluntad y la golpea como una nota oscura.
Cuando me ordena tocar, quiero darle todo.
Me arrodillo ante sus castigos, tiemblo por sus caricias y arriesgo todo por nuestros momentos robados.
Es mi obsesión, mi amo, mi música.
Y mi maestro.
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